Publicado: 6 febrero 2021 a las 10:00 pm
Categorías: Artículos
Una de las definiciones más conocidas de este concepto la formuló la primera persona en acuñar el término, la ingeniera estadounidense Jeannette Wing. En UNIR te explicamos en qué consiste el pensamiento computacional, cuáles son sus ventajas y de qué forma podemos sacarle partido en el aula.
El pensamiento computacional es “el proceso de pensamiento que interviene en la formulación de los problemas y sus soluciones, de manera que las soluciones se representen de forma que pueda ser realizada por un procesador de información” (Cuny, Snyder y Wing, 2010).
Wing acuñó el concepto en 2006 y su visión del aporte que la ciencia informática podía hacer ha dado pie a más de una década de investigaciones —no solo para ese sector, sino para el desarrollo del conocimiento humano. Investigaciones centradas en trasladar el sistema de pensamiento que utilizaría un científico informático a la resolución de un problema: aplicar procesos de pensamiento lógico, sistémico, algorítmico… para lograr representar las soluciones a un problema como secuencias de instrucciones y algoritmos.
Su premisa consiste en la capacidad de utilizar el pensamiento abstracto, de simplificar los elementos de un problema, para identificar los aspectos relevantes y desarrollar un modelo, una secuencia de procesos, que ofrezcan una solución y que esa solución pueda ser ejecutada por un sistema informático. En definitiva, desarrollar una solución y descomponerla en los parámetros adecuados para dar forma a esa idea con tecnología.
Otra definición ampliamente aceptada de pensamiento computacional afirma que es un “proceso por el cual se reconocen aspectos de la informática en el mundo que nos rodea y aplicar herramientas y técnicas de la informática para comprender sistemas y procesos naturales y artificiales” (Royal Society, 2012).
Como la propia Wing explicaba hace ya una década, “el pensamiento computacional puede ser aplicado a la vida diaria”, ya que “permite adaptar la computación a tus necesidades”. Esta manera de pensar ha llevado al desarrollo de infinidad de programas informáticos que ofrecen soluciones simples a necesidades cotidianas. Por ejemplo, desarrollar una aplicación que permite realizar cobros con tarjeta en un teléfono móvil, de gran utilidad para pequeños comercios o servicios de transporte.
Según su punto de vista es, además, trasladable y de gran relevancia al ámbito educativo. Es un proceso que compone un círculo virtuoso: la tecnología no sólo permite impulsar el aprendizaje de los alumnos, sino fomentar su interés y conocimiento en áreas que son y serán clave para la economía: ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas e informática.
El pensamiento computacional se entiende como una batería de herramientas mentales que todas las personas pueden trabajar y desarrollar con el objetivo de resolver problemas aplicando las nociones fundamentales de la informática. Esto hace que las personas sean capaces de:
Más allá, el pensamiento computacional permite a los distintos profesionales de ámbitos científicos y tecnológicos:
El objetivo de la inclusión del pensamiento computacional en los currículos escolares es impulsar el aprendizaje para formar a los más jóvenes en las competencias que les hagan pasar de consumidores a productores de tecnología.
La introducción en el aula de actividades que fomenten el pensamiento computacional ofrece una serie de ventajas para el aprendizaje de los alumnos:
En definitiva, el trabajo con el pensamiento computacional desde el colegio estimula la innovación y supone una inversión a largo plazo para la estructura económica y social de un país, ya que permite poner los cimientos de nuevas generaciones de creadores digitales que contarán con las herramientas y capacidades necesarias para responder en entornos cambiantes, gestionar situaciones complejas y configurar soluciones interdisciplinares.
Al contrario de lo que puede parecer, introducir el pensamiento computacional en el aula no implica obligatoriamente el uso de dispositivos como un ordenador. El pensamiento computacional es una habilidad cognitiva que permite a los niños desarrollar su capacidad para formular, representar y resolver problemas a través de herramientas y conceptos que se utilizan en informática, pero para el desarrollo de esta capacidad los maestros y profesores pueden apoyarse en actividades y herramientas tanto online como offline.
El primer paso para el desarrollo del pensamiento computacional requerirá que los docentes trabajen con los alumnos actitudes como:
La programación es una de las actividades o herramientas que ayudan a desarrollar el pensamiento computacional. Introducir actividades para aprender programación, como puede ser la robótica educativa, desde las primeras etapas escolares supone un gran estímulo, pero no es la única vía para trabajar el pensamiento computacional en el aula.
La alternativa son las actividades “desenchufadas”, es decir, las que no requieren un ordenador o dispositivo electrónico para su desarrollo. Estas permiten, muchas veces a través del juego, que los estudiantes se familiaricen con conceptos propios de la informática y trabajen técnicas de resolución de problemas.
Muchas de estas actividades “desenchufadas” son juegos tradicionales como los puzles o los de construcción tipo Lego, pero todo tipo de material escolar (lápices de colores, cartulinas, tarjetas…) está al servicio del diseño de actividades para el desarrollo de estas competencias en función de su nivel académico.
La introducción en el aula de actividades que ayuden a fomentar el pensamiento computacional es una tendencia al alza a nivel europeo y mundial. El desafío está en contar con profesionales docentes capaces de diseñar y poner en práctica ejercicios y proyectos en los que los alumnos disfruten y aprendan a desarrollar estas habilidades, las cuales serán de gran utilidad tanto para su vida adulta como para la carrera profesional que elijan.
Fuente:
https://www.unir.net/educacion/revista/pensamiento-computacional/
Deja un comentario