Publicado: 3 enero 2024 a las 8:00 pm
Categorías: Ciencia
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Por Inés Gutiérrez Jaber
Los microplásticos aparentemente están en todas partes: se han encontrado en suelos, ríos, mares y lagos , e incluso en órganos y fluidos humanos . Recientemente se han detectado en la leche materna.
“[En humanos] primero se detectaron en sangre y luego se han encontrado en orina y heces, y ahora en la leche humana”, dice Marcela Cárdenas Tueme , investigadora postdoctoral del Instituto de Investigaciones sobre la Obesidad (IOR) del Tec de Monterrey .
En un artículo de revisión , ella y un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León , la Universidad Autónoma de Occidente y el IOR recopilaron investigaciones científicas realizadas desde 2010 hasta 2023 que se han centrado en encontrar contaminantes orgánicos persistentes (COP) y microplásticos en Leche materna y sus sucedáneos, más conocidos como fórmula.
Los COP son un grupo de moléculas químicas generadas a partir de actividades industriales y agrícolas, como los derivados de fertilizantes. Los microplásticos son partículas plásticas menores a 5 milímetros, cuyas formas principales son fragmentos, fibras, películas y espumas de plásticos comunes, como el PET y el polipropileno.
Entrevistado por TecScience , Cárdenas Tueme explica que su presencia en la leche materna es preocupante porque esta es la principal fuente de alimento de los recién nacidos y es fundamental para el establecimiento de un sistema inmunológico saludable.
En diferentes estudios realizados en países como México, Estados Unidos, Italia, China, Japón, Corea y Noruega se ha encontrado la presencia de contaminantes orgánicos persistentes y microplásticos tanto en la leche materna como en la fórmula.
Hasta ahora, la evidencia demuestra que estos contaminantes están más presentes en la leche de aquellas madres que viven en zonas muy industrializadas o con fuerte actividad agrícola y ganadera.
En un estudio publicado en 2022, se encontró que 26 de 34 muestras de leche materna analizadas tenían microplásticos.
Según los expertos, la principal razón por la que ahora vemos microplásticos en los rincones más remotos del mundo y en nuestros cuerpos es porque utilizamos plástico para todo: comer, beber, almacenar, transportar, envasar y confeccionar ropa.
La razón por la que son tan persistentes y pueden llegar tan lejos es por sus propiedades químicas, que impiden que se degraden fácilmente. Pueden llegar en tamaños diminutos y transportarse fácilmente por agua y aire.
Para llegar a la leche materna, su vía de entrada es principalmente la ingestión: las bebemos en agua contaminada, las comemos en alimentos contaminados o las inhalamos del aire contaminado.
Luego, aquellos que tienen propiedades químicas que les permiten solubilizarse en agua o grasas se acumulan en nuestros tejidos y órganos, llegando finalmente al torrente sanguíneo.
Aún se desconoce el mecanismo exacto por el que pasan de la sangre a la leche. Probablemente su presencia en las fórmulas se deba a que se producen en establecimientos industriales que utilizan plásticos de forma indiscriminada.
El problema de los microplásticos se detectó recientemente y aún faltan protocolos de investigación estandarizados, así como evidencia suficiente sobre sus consecuencias en nuestra salud y el medio ambiente.
“Los microplásticos en la leche materna y de fórmula es muy reciente, no hemos podido entender cómo llegan hasta allí”, afirma Cárdenas Tueme.
Aunque existen algunas hipótesis, aún se desconocen las consecuencias reales de que los recién nacidos beban leche o fórmula contaminada con microplásticos.
Entre los riesgos que se cree que podrían suponer se encuentran la alteración de la microbiota, inflamación intestinal, alteraciones en el peso al nacer, respuesta inmune comprometida, efectos sobre el rendimiento cognitivo y alteraciones endocrinas.
“También podríamos ver más diarrea, intolerancia a cierto tipo de fórmulas, mayor inflamación o fiebres más fuertes en los bebés”, afirma el investigador.
Por ahora, mientras la ciencia continúa encontrando evidencia de las consecuencias y la prevalencia de los microplásticos, los investigadores recomiendan tomar algunas medidas de precaución.
Entre ellos se encuentran evitar al máximo el uso de plástico, preferir recipientes y utensilios de cocina de vidrio o cerámica, ropa de fibras naturales como el algodón, reducir el uso de plásticos desechables de un solo uso y alimentos ultraprocesados.
“Lo más efectivo sería monitorear a las industrias que usan plástico para todo y que tanto contaminan y realmente responsabilizarlas”, dice Cárdenas Tueme.
El investigador subraya que esta información no debería ser motivo de alarma, sino que deberíamos utilizarla para exigir mejores prácticas a la industria y reducir nuestro uso de plástico siempre que podamos.
“Lo más importante es recordar que la leche materna sigue siendo el mejor alimento para el bebé”, afirma, subrayando que no se debe disuadir a las madres de amamantar, sino practicar una maternidad informada y lo más saludable posible.
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