Publicado: 15 julio 2025 a las 4:00 am
Categorías: Arte y cultura
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Latin American Female"]
Por Alejandro Espiño
Para muchas mujeres volver a “verse bien” ante el espejo es la mejor forma para superar las cicatrices, tanto físicas como psíquicas, que provoca un cáncer de mama. “Necesitan sentirse como antes”, explican Marta Beiro, Leticia Sueiro y Jéssica Martínez.
Son las responsables de ‘Memoria de pez’, un estudio de tatuajes y estética de Sanxenxo (Pontevedra), que, de manera altruista, ayuda a reforzar la autoestima de estas mujeres mediante el uso de la micropigmentación y otras técnicas de belleza.
A Jéssica, a la que tanto Marta como Leticia llaman cariñosamente “la jefa” por haber impulsado este estudio, siempre le había gustado la idea de montar un estudio “que fuera una fusión entre la estética y el tatuaje” y en el que la gente “se sintiera cómoda”, cuenta a EFE en una entrevista.
“No quería un lugar oscuro, sino que fuera un sitio que animara a la gente a venir”, explica sobre un estudio que para muchas mujeres “se ha convertido en algo muy familiar” y que ha logrado una comunidad en la que “todas nos apoyamos las unas a las otras”.
Las tres compañeras “somos un equipo” y colaboran entre ellas para que sus clientas se sientan a gusto, “cada una con sus horarios, sus funciones y sus ingresos”, aclaran, pero siempre tratando de buscar el mejor tratamiento para esas mujeres que cruzan su umbral. Muchas de las que llegan a sus manos lo hacen buscando recuperar las areolas de sus pechos que perdieron tras una mastectomía, algo que Marta Beiro, especialista en esta técnica, realiza a través de un cuidado trabajo de micropigmentación.
Es un tipo de tatuaje semipermanente, más enfocado hacia la estética, que, según explica esta experta, “no son artísticos porque buscamos que sea realista” y “se acaba yendo con el tiempo para adaptarse a los cambios en el cuerpo de quien se lo hace”.
“Habrá a quien le parezca una tontería pero verse de nuevo como eran antes para estas mujeres es muy importante“, destaca esta micropigmentadora pontevedresa, porque en los hospitales “acaban con el tumor” pero la recuperación continúa a nivel psicológico.
Normalmente las mujeres llegan al estudio “un poco a ciegas”, por lo que sus responsables las asesoran desde el principio. “Las hay que llegan sin color o sin pezón, absolutamente nada”, lo que para ellas es más fácil abordar porque “son como lienzos en blanco”.
Si la mastectomía solo ha afectado a un pecho “copiamos la areola de un pecho a otro” y si hay algún resto se reconstruye con mucho cuidado “buscando que quede lo más parecido posible” al resto del seno, relata Beiro, que completa este trabajo en varias sesiones.
Lo primero “es que el color sea igual” entre areolas, algo que a veces cuesta conseguir porque los colores pueden alterarse sobre tejidos cicatrizados y, según asegura esta profesional, “también depende mucho de la piel de cada persona”, tras lo cual “añadimos los detalles”.
“Aquí no cobramos por eso. Lo que pedimos es que hagan una donación a la Asociación Española contra el Cáncer”, subraya Marta Beiro, que apunta que el estudio asume también el coste de todos los materiales empleados para reconstruir las areolas.
El único requisito es que la paciente venga con un certificado médico que acredite que su tratamiento ha finalizado para no interferir en el proceso de curación. “Tenemos que saber en qué punto se encuentran antes de trabajar con ellas”, añade la tatuadora.
Aunque esta reconstrucción de las areolas pueda ser lo más llamativo, en el estudio estas mujeres también reciben ayuda para recuperar sus cejas o sus pestañas, dos partes del cuerpo que pueden acabar muy dañadas tras un proceso que haya incluido quimioterapia.
Hay mujeres que llegan sin color en las pestañas o con muy poco pelo “y para resaltarlas un poquito utilizamos tintes o extensiones”, apunta Leticia Sueiro, para quien este trabajo es casi artesanal porque “te viene gente con las pestañas muy débiles y maltratadas”.
“Cuando se miran al espejo lloran ellas y lloro yo de la emoción”, reconoce Sueiro, que sostiene que para las clientas que pasan por sus manos “recuperar lo que han perdido durante su enfermedad es muy importante, aunque sean cosas tan pequeñas como esta”.
A ello añaden tatuajes decorativos que puedan disimular las cicatrices o tapar estrías “incluso con color piel como si fuera una capa de maquillaje”, camuflando los estragos del tratamiento.
El trabajo solidario que hacen con mujeres que han padecido un cáncer de mama no es la única iniciativa altruista de este estudio ya que, tradicionalmente, en navidades ofrecen tatuajes gratis a todas aquellas personas que donan juguetes para familias sin recursos.
“Fue muy bonito. La gente se volvió loca. No esperábamos tener tan buena acogida. Hubo quien hizo tres horas de cola para tatuarse”, recuerdan las responsables de ‘Memoria de pez’, que aseguran que pase lo que pase esta faceta “no la perderemos jamás porque es nuestra esencia”.
La continuarán con una campaña en beneficio de una protectora de animales, pero sin olvidar el resto de los tratamientos estéticos que ofrecen porque “obviamente tenemos que ganar dinero para pagar las facturas”, cierra Jéssica Martínez.
Sea de pago o de manera gratuita, todas las personas que pasan por las manos de estas tres chicas reciben el mejor de los tratos porque “no es el precio lo que importa”, sino que lo que prima “es cuidarse y verse bien”. Y en eso, como en otras cosas, no hay quien las supere.
Fuente: https://efeminista.com/angeles-mujeres-cancer-mama/
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