La voz femenina en la literatura chilena: Inés Echeverría Bello

Publicado: 10 septiembre 2020 a las 3:00 pm

Categorías: Literatura

Por http://www.memoriachilena.gob.cl

Inés Echeverría Bello nació en Santiago el 22 de diciembre de 1868. Hija de Inés Bello Reyes y Félix Echeverría Valdés, formó parte de una de las familias más importantes de la aristocracia de la época, descendientes directos de Andrés Bello (1781-1865).

A pocos días de su nacimiento, su madre falleció, quedando Inés al cuidado de su tía, Dolores Echeverría. En ese hogar recibió una educación católica tradicional; como toda mujer aristócrata de su época, su enseñanza estuvo a cargo de institutrices y profesores, quienes la instruyeron en diversos idiomas y en labores del hogar.

Su inclinación literaria se inició tempranamente. Por intermedio de la lectura pudo conocer a diversos autores extranjeros y nacionales que influyeron en su pensamiento y escritura. Como señaló en algunas ocasiones, desde su niñez Iris sintió la necesidad de “guardar la huella de mis días” (Iris. “Prólogo”. Entre dos siglos. Santiago de Chile: Ediciones Ercilla, 1937, p. I). Sin embargo, publicó su primer libro, Hacia el Oriente, recién a los 37 años, el cual editó de manera anónima.

Después de la aparición de Hacia el Oriente, se abocó por entero a la labor escritural; con el seudónimo de Iris -la mensajera de los dioses griegos-, se constituyó en una voz literaria relevante. Ya en 1910 había dado a conocer otros cuatro libros: Tierra virgenPerfiles vagosEmociones teatrales y Hojas caídas.

Iris no solo escribió novelas y cuentos, como La hora que queda (1918), sino que cultivó también géneros no canónicos: novelas históricas, memorias, diarios íntimosdiarios de viajes y libros de crónicas. Publicó, además, una considerable cantidad de artículos de temas diversos (literatura, teatro, costumbres, arte y sociedad), principalmente en Zig-Zag (1905-1964); Familia (1910-1940); La Revista Azul (1914-1918)La Silueta (1917-1918)Pacífico Magazine (1913-1921) y en los diarios El Mercurio y La Nación.

Esta producción, le valió el nombramiento como “Miembro Académico” de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile en el año 1922, convirtiéndose en la primera mujer en obtener este título, tras la vacante que dejó el historiador, recientemente fallecido, Enrique Matta Vial (1868-1922).

En términos de su labor literaria, durante la década de 1930, comenzó a publicar su proyecto narrativo más ambicioso, Alborada, obra que apareció en tres series que sumaron, en total, seis libros, publicados entre los años 1930 y 1946.

La escritura de Iris, al menos desde 1914, año en el que publicó Entre deux mondes durante su estancia en París, comenzó a comprometerse con la vida pública y la política chilena, específicamente, a partir de dos problemáticas que vivió de manera cercana: su pertenencia crítica a la elite chilena y los constreñimientos que experimentó por su condición de mujer en un medio conservador.

En el plano de la política partidaria, apoyó de manera abierta a Arturo Alessandri Palma (1868-1950), cuya figura representaba para distintos intelectuales como Armando Donoso (1886-1946) y la misma Iris, la apertura hacia las demandas de la clase media y la derrota de la vieja oligarquía.

Desde su posición social e intelectual, Iris intentó reivindicar los derechos de las mujeres, publicando artículos y dictando numerosas conferencias, como “La condición civil de la mujer”, expuesta en la Universidad de Chile, y “La evolución de la mujer”, artículo aparecido en la revista Zig-Zag. Asimismo, formó, junto a otras mujeres intelectuales, sociedades destinadas al mejoramiento de la enseñanza, al fomento de la lectura y a la emancipación femenina, como el Club de Señoras de Santiago (1915), fundado por Delia Matte de Izquierdo, y el Círculo de Lectura (1915), fundado por Amanda Labarca (1886-1975). Además, su propio hogar se constituyó en centro de importantes reuniones literarias.

En junio de 1933, Inés Echeverría vivió el asesinato de su hija Rebeca Larraín Echeverría a manos de quien fue su yerno, Roberto Barceló Lira. A raíz de este hecho, sumada la situación cultural del momento, en la que se consideraba a la esposa como “propiedad del marido”, y la ausencia de antecedentes de condenas a miembros de la elite por crímenes conyugales (Albornoz, M. E. “Castigo para el marido que mata a la esposa o cómo el Servicio Médico Legal, la justicia y la Presidencia de la República cambiaron la tradición. El caso Larraín-Barceló (Santiago, 1933-1936)”. Bajo la Lupa, Subdirección de Investigación, Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, 2019, p. 10-11), Iris publicó en el año 1934 Por él, libro testimonial y de denuncia que influyó en el cumplimiento de la condena a Barceló.

La figura de Iris, como intelectual de la elite que abogó por el reconocimiento de las mujeres en distintos ámbitos del Chile de la primera mitad del siglo XX, ha sido estudiada y recuperada durante las últimas décadas. Entre 1998 y el año 2000, por ejemplo, se publicaron dos libros que rescataron la labor literaria de esta escritora: Agonía de una irreverente, de Mónica Echeverría, y Alma femenina y mujer moderna, antología que incluye un análisis de su narrativa escrito por Bernardo Subercaseaux. Otras críticas que han estudiado la obra de esta escritora son Marcela Prado Traverso y Ruth González Vergara.

Fuente del artículo: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3461.html

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