Publicado: 31 octubre 2020 a las 11:30 pm
Categorías: Músicas
Por http://www.memoriachilena.gob.cl
Si bien el teatro lírico latinoamericano tiene sus orígenes en la época virreinal, las primeras funciones de ópera propiamente tales que tuvieron lugar en Chile fueron los montajes italianos que recalaban en el puerto de Valparaíso a principios del siglo XIX. Estos espectáculos se realizaban de manera privada, puesto que no existían aún teatros ni salas públicas, algunos de ellos organizados por la Sociedad Filarmónica en Santiago. Hasta 1831 se presentaron varias óperas bufas y semibufas, a cuyas funciones asistían los más poderosos y conspicuos miembros de la sociedad santiaguina, incluyendo a autoridades, intelectuales y políticos como Andrés Bello y Diego Portales. Pese a la selecta convocatoria, las referencias indican que se trataba de espectáculos caracterizados por el desorden y el bajo nivel artístico.
Desde entonces y hasta 1844 casi no se montaron óperas. Ese año llegó al país una compañía lírica italiana dirigida por Rafael Pantanelli, que se presentó con gran éxito. Tal como ocurrió en varias otras urbes latinoamericanas, hacia 1850 comenzaron a levantarse en las principales ciudades chilenas los primeros teatros concebidos especialmente para estos espectáculos. El Teatro Victoria en Valparaíso fue el primero, seguido por el Teatro Municipal de Santiago. A mediados del siglo XIX en Santiago y Lima se realizaban temporadas cortas de ópera a cargo de compañías europeas, a menudo con títulos repetidos (Pahlem, Kurt. “Ópera en Iberoamérica”, en Imágenes de la música iberoamericana, 1992, p. 39). En 1847 se conoció La Telésfora, obra escrita por el inmigrante alemán Aquinas Ried que nunca llegó a estrenarse, pero que es considerada la precursora de las óperas chilenas.
En forma paralela, hasta 1820 continuó desarrollándose en los escenarios la tonadilla, género que dio paso posteriormente al cuplé y al teatro de variedades. Hacia 1860 surgieron en Chile los primeros espectáculos de zarzuela u ópera española, género que experimentó su auge a fines de ese siglo en Santiago, Iquique, Concepción, Copiapó y Valparaíso. La ópera, que exigía un despliegue de medios importante y un alto presupuesto, se mantuvo en el circuito del Teatro Municipal y el Teatro Victoria, mientras que los espacios destinados al teatro lírico liviano, como el sainete y el teatro de revista, se multiplicaban.
En torno a 1900 se escribieron las primeras óperas chilenas: La Florista de Lugano (1890), La Salinara (estrenada en 1900), Lautaro (1901), Velleda (1898), María (1903) y Caupolicán (1909), entre otras. A partir de 1910 las óperas latinoamericanas comenzaron a hacerse populares en los teatros locales, y por primera vez se crearon óperas en español, muchas de ellas por encargo de los gobiernos para las celebraciones de fiestas patrias.
En los años veinte se produjo un cambio importante en los hábitos recreacionales de los habitantes de las grandes ciudades. Con la irrupción del biógrafo, las funciones de ópera -otrora asequibles para el público de clase media- fueron adquiriendo un perfil más elitista, y los divos y divas de la escena fueron desplazados en popularidad por las estrellas del cine. Asimismo, con la aparición de Radio Chilena en 1923, se inició la era de la radiotelefonía en el país, medio que -merced a una parrilla programática variada, que incluía radioteatro, noticias y música- se transformó rápidamente en la entretención predilecta de las masas. La actividad artística -gracias a la consolidación de sus instituciones y a la emergencia de un pujante circuito de consumo, difusión y crítica- comenzó a gozar de mayor alcance. Algunas óperas chilenas de esa época son Sayeda (1929), Mauricio (1939) y El Corvo (1939), entre otras.
En la década de 1930, y con la colaboración de entidades como “Amigos del Arte”, comenzaron a formarse cantantes líricos nacionales, quienes -a raíz de la crisis del salitre- encontraron la oportunidad para integrarse a las temporadas de ópera. La culminación de este proceso formativo se verificó entre los años 40 y 50, época de oro de los cantantes chilenos, varios de los cuales realizaron exitosas carreras internacionales y nacionales. En 1950 Remigio Acevedo creó la ópera Bernardo O´Higgins, acerca de este personaje histórico.
Las óperas de Acario Cotapos El pájaro burlón (1941), Semiramis (1965) y Fulgor y Muerte de Joaquín Murieta (montada por primera vez en 1967) inauguraron la década de los sesenta, época en la que los teatros, haciendo eco de la revolución cultural en curso, se abrieron crecientemente a albergar espectáculos de cariz más popular. Nació en el país la comedia musical y, en 1969, se montaron las óperas rock: Viet Rock (1969), bajo la dirección de Víctor y Joan Jara, El Evangelio según San Jaime (1969) del dramaturgo Jaime Silva, con música del compositor Sergio Ortega y El Degeneresis (1971), con música de Jorge Rebel.
En adelante, una gran cantidad de óperas nacionales fueron estrenadas o escritas en el extranjero. Algunas óperas estrenadas fueron Ardid de Amor (1972), Expulsados del País (1978), Odisenda o el Triunfo del Sino (1980), El retablo del rey pobre (1990), El ahijado de la muerte (1997), entre otras. Entre las óperas estrenadas en Chile durante la última década destacan Viento Blanco (2008) y -en un formato no convencional- la opereta audiovisual El Participante (2010).
Una importante nómina de cantantes de ópera lograron tener carreras internacionales. Cantantes líricos chilenos como Renato Zanelli, Ramón Vinay, Pedro Navia, y mujeres destacadas como Rayén Quitral, Sofía del Campo, Cristina Gallardo-Domas o Verónica Villarroel, entre muchos otros nombres, marcaron el rumbo del canto en Chile, forjando una tradición de cantantes que permanece viva hasta hoy.
El sostenido desarrollo de la ópera en Chile dio lugar a un gran desarrollo de la crítica musical, así como a algunas publicaciones periódicas. Algunas de ellas fueron La Ópera (1896) y Revista Lírica (1909), entre otras.
Fuente:http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-100675.html
Fuente de la imagen: https://www.emol.com/noticias/Espectaculos/2018/06/07/908981/La-opera-el-gran-marginado-de-la-Ley-de-Artes-Escenicas-en-Chile.html
Deja un comentario