El descenso de los resultados educativos de los alumnos en España, constatado en estudios internacionales como PISA, TIMSS y PIRLS, ha abierto el debate sobre las carencias del modelo y de los nuevos métodos de enseñanza en el país. Desde el propio ámbito docente surgen voces críticas como la de David Rabadà -paleontólogo, profesor de Ciencias Geológicas y divulgador científico-, que en su nuevo libro La educación basurizada denuncia la progresiva involución sufrida, a su juicio, en los últimos años tras las reformas de las leyes educativas: desde la LOGSE de 1990 hasta -sobre todo- la LOMLOE actual.
Rabadà aboga por dejar atrás el “alumnocentrismo” y el pedagogismo de la actual legislación española, que en su opinión se basa en ideología más que en fundamentos científicos, y recuperar todo aquello que, históricamente, ha funcionado para que el alumnado adquiera “conocimientos reales y profundos”.
“La ley debería crear un currículum contrastado. Y común, además, a todas las autonomías. Ahora esto no se hace. Es más, cada comunidad autónoma parece un país distinto a la hora de transmitir conocimientos. Y así es muy difícil llegar a un acuerdo que sea eficaz y eficiente para todos los alumnos”, añade el autor.
La importancia de la memoria
Rabadà considera determinante esa claridad en los temarios para que el alumno pueda luego “recordar e ir aprendiendo en base a lo que sabe previamente”. Y trabajar bien, en definitiva, la memoria.
Una opinión compartida Josep Otón, otro de los profesores que intervieron en la tertulia: “Educar es ayudar a ordenar la memoria. Es ayudar a organizar el conocimiento y estructurarlo. Hay cosas que hay que saber memorizar, pero la educación es enseñar a guardar, clasificar y ordenar conocimientos”, apuntó.
En ello abundó Andreu Navarra, historiador, docente y escritor: “Sin memoria conceptual, no aprendes nada, porque unos conceptos llaman a los siguientes. Eso se logra adquiriendo conocimientos profundos, interrelacionados e inteligibles”.
“El sistema actual fomenta que no haya deberes”
Pero esto, según Rabadà, no ocurre por norma general en España: “El sistema educativo actual plantea la no memoria, los no deberes, que el alumno escoja las materias que le gusten, el llamado diseño universal de aprendizaje (DUA)… todo esto va en contra de lo que justifica la ciencia, que es la psicología cognitiva”, indica el autor del libro.
“Quizás, con el modelo actual, se defiende que la escuela sea un lugar para socializar, donde la gente se lo pase bien, pero sin una transmisión de conocimientos a largo término. Ese es el debate: ¿queremos una escuela chupiguay, o que enseñe a nuestros hijos?”, se pregunta.
De eso habla se también en su obra, de la importancia que se da a las emociones del alumno en el actual sistema educativo. “Cuando se nos dice a los docentes que los alumnos sean felices en el aula, mi pregunta es: ¿qué concepto de felicidad hay?”, señala. Y sugiere otro como alternativa: “La educación debe procurar que haya un bienestar social. Alguien con una buena formación puede tener un buen trabajo, una buena pareja, buenos amigos… La felicidad es algo abstracto que no puede formar parte de una ley educativa ni en cursos de pedagogía: lo importante es el bienestar social que el alumno tenga en el futuro”, reflexiona.
Recelos hacia las competencias y la digitalización
Otra cuestión que genera rechazo entre los críticos del actual modelo educativo es la generalización del llamado aprendizaje por competencias y proyectos. Un modelo que, según advirtió Rabadà, puede tener utilidad cuando el alumno y su grupo ya han adquirido antes unos conocimientos muy amplios, y a una edad avanzada. “Pero en la ESO no funciona, y se ha demostrado. Porque es abandonar a los chavales a su suerte. Y, además, en internet se pueden intoxicar con conocimientos falaces”.
Tampoco agrada a estos docentes cómo se ha llevado a cabo la digitalización y la proliferación, a su juicio excesiva, del uso de dispositivos electrónicos en las aulas. Un asunto que también da lugar a otros debates, como “los pelotazos digitales, que hacen que dinero de la escuela vaya al final a multinacionales de telecomunicaciones”, según opina Navarra.
Problemas de la “escuela inclusiva”
Otro asunto espinoso para los contertulios es cómo se está gestionando el llamado modelo de “escuela inclusiva”. “La solución de llevar a niños con problemas a un aula ordinaria genera aún más exclusión, no integración. No consigue lo que teóricamente se busca”, opina Otón.
Una opinión compartida por Xavier Massó, profesor y filósofo: “La escuela inclusiva se ha tratado con mucha frivolidad. Hay alumnos de 14 años con la capacidad cognitiva de uno de 8. No pueden ir a la misma aula si se quiere que la escuela cumpla su función. Para eso estaban antes las escuelas especiales”, recuerda. “Sin ellas, se cercenan sus derechos, al no poder sacar el máximo aprovechamiento de su paso por la escuela. Es una forma de maltrato”, señala.
“Es como lo de haber acabado con las repeticiones de curso. Permitir, por ejemplo, pasar de curso a un alumno que no sabe multiplicar, y que el año que viene va a tener que hacer ecuaciones, es estafarle“, agrega.
En este sentido, Navarra explicó el caso de una docente sustituta en Cataluña a la que, según le consta, le tocó dar clase en un aula de diez niños, con cinco recién llegados del extranjero que no hablaban catalán ni castellano y otros cinco que eran autistas. “Hubo un momento en que se pusieron a llorar y la profesora no podía hacer nada. Se quejó a dirección. Y entonces le dijeron que era una escuela inclusiva. Esto requiere recursos. No se puede abandonarles así”.
Fuente: https://cronicaglobal.elespanol.com/politica/20250609/educativa-espana-necesitan-conocimientos-profundos-recuperar-funciona/1003742661845_0.html
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