España, ¿ ¿Son racistas los maestros aunque no lo sepan?

Publicado: 16 mayo 2025 a las 10:00 pm

Categorías: Noticias / Noticias Europa

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España, 16 de Mayo de 2025, Por Laura Saula, https://es.ara.cat

Una clase en una imagen de recurso.

Barcelona¿Qué ocurre cuando todo lo que ves y sientes en casa no tiene nada que ver con lo que después aprendes en la escuela? Que estás en desventaja, que no hay sintonía. Un sentimiento que conocen muy bien los niños y niñas de origen extranjero que estudian hoy en día en nuestras escuelas. Son alumnos a los que el sistema educativo ha dejado en los márgenes, lo que necesita una revisión y reflexión por parte de los maestros. Hay que volver a hablar de racismo en el aula, o al menos éste es el punto de partida del libro Cuando las canciones de casa no suenan en la escuela (Eumo Editorial, 2025), de Marta Comas y Alfons Espinosa, presentado esta semana en la librería Ona de Barcelona.

“Unos alumnos vienen con unas canciones de casa y unas con otras, el problema es que unas puntúan y otras no”, dice Marta Comas, coautora del libro, educadora social, antropóloga y doctora en sociología de la educación en la UAB. Esta situación hace que los alumnos en desventaja acaben pensando en que lo que saben de casa “no sirve para nada”. “Con el racismo, no hacer nada no es no hacer nada, sino que es promover que las desigualdades se perpetúen”, prosigue.

En el libro aparecen muchos testigos que han pasado por el sistema escolar sintiéndose, a ratos, desplazados a causa de su origen. “Cuando hablamos de racismo es difícil pensar que uno mismo ha sido racista, pero así es como se empieza la transformación para hacer del aula un mundo seguro”, dice Yousra El Gdari, una de las testigos. Cuando Yousra era pequeña, su madre no quería soltarla de colonias. “No era porque fuera niña, sino porque en Marruecos se tiene un concepto muy distinto al ocio”, matiza. Ante esta situación, el profesorado animó a la familia a dar este paso, y hoy es una de las cosas más bonitas que recuerda. Pero no todos los recuerdos son placenteros. Años más tarde, durante la adolescencia, quiso llevar al hiyab. En casa no se lo obligaron, de hecho ni siquiera estaban de acuerdo. “Lo hacía más por reivindicación y rebeldía”, asegura. Cuando el profesor le preguntó si le obligaban a llevarlo se enfadó mucho. “Me pareció más fuerte eso que si me hubieran obligado a ello, era como si me posicionesran en contra de mis padres”, lamenta.

Vidas paralelas

Cuidarse entre las familias y el profesorado es una de las claves del libro. “La escuela es un umbral que separa y une, es importante tejer un flujo armónico entre ambos lados”, remarca Alfons Espinosa, el otro coautor del libro. Este maestro y director de la Escola Drassanes, centro de máxima complejidad ubicado en el barrio del Gòtic de Barcelona, ​​insiste en que los maestros tienen un poder: la mirada capacitadora a partir del reconocimiento.

“Hay muchas situaciones que, sin querer, de pequeño te pueden dejar una herida. Yo tenía la batalla de mi nombre: siempre me hacían decir delante de todo el mundo cómo se pronunciaba, y eso son cosas que ponen el foco en ti y te aíslan”, explica Youssef Sultan, otro de los testigos del libro. “En casa mi padre nos pedía que escondiéramos nuestra identidad por miedo. Entonces iba a la escuela intentando esconder mis raíces. Esto, para la construcción de mi identidad, fue un caos”, relata.

Entonces, ¿qué puede hacer el profesorado para evitar este racismo a menudo involuntario en las aulas? En el libro, Comas y Espinosa remarcan que el problema son el desconocimiento, la inseguridad y el miedo. Tres sentimientos que pueden cambiarse por la fragilidad, la fuerza y ​​el amor. Para conseguirlo, es necesario realizar un trabajo de introspección y recordar nuestra propia vulnerabilidad. “Piensa en una experiencia en la que, por motivo de clase, de lengua, de orientación sexual o de género, de religión, para pensar diferente, para vivir diferente del resto, se haya sentido fuera de lugar, le hayan cuestionado o incluso violentado”, se propone en las páginas del libro. Conectar con ese momento en el que sentimos unas emociones pero no fuimos capaces de gestionarlas nos lleva a entender que todos somos vulnerables y necesitamos darnos la mano.

Otro consejo es hacer memoria de algún momento en el que hemos sido capaces de violentar elstatu quo y hemos logrado objetivos transformadores en nuestro entorno. “¿Cómo se sintió?”, nos hacen reflexionar. Y por último los autores animan a pensar en nuestras amistades. “Recuerde a un amigo con el que tenga un vínculo fuerte a pesar de la diferencia de sus orígenes, sea de clase o de entorno”, continúan. Es precisamente ese amor el que es capaz de disolver las generalizaciones y los prejuicios.

“Este libro nos ayuda a entender que la escuela no es sólo un espacio de aprendizaje académico, sino una parte esencial del aprendizaje de la vida, y que cuidar también es enseñar”, concluía Aina Tarabini, presentadora del acto y profesora e investigadora en sociología de la educación. Para Tarabini se trata de una obra que en tiempos inciertos abre un horizonte de esperanza e invita a repensar el compromiso educativo como tarea tanto personal como colectiva.

Fuente: https://es.ara.cat/criaturas/son-racistas-maestros-no-sepan_130_5381683.html