Publicado: 31 mayo 2023 a las 4:00 pm
Categorías: Entrevistas
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Bienvenidos a una nueva entrega de nuestra sección, “Sonríe, hablamos de educación infantil”. En esta ocasión, estoy encantada de presentar a alguien a quien admiro profundamente: Ana Muñoz: pedagoga, especialista en Educación Infantil y experta en Neuropedagogía y Neurodesarrollo en los primeros años.
Nuestra relación se remonta a muchos años atrás, cuando era directora pedagógica del grupo de escuelas infantiles Chiquitín. Sin embargo, en los últimos años, nuestros lazos se han estrechado aún más, ya que juntas hemos llevado adelante el proyecto de integración de formación del profesorado en neuropedagogía infantil de las escuelas infantiles El Mundo de Mozart. Gracias al cual nos hemos postulado en la categoría de formación e implicación del profesorado de los V Premios de Innovación Educativa, con la candidatura: “Transformando el aprendizaje infantil en el aula con Neuropedagogía”
Es importante destacar que parte del éxito de este proyecto se debe a la experiencia de Ana en involucrar a todo el equipo educativo en esta transformación educativa. Ella afirma rotundamente que ‘la Neuroeducación ha llegado para quedarse, no podemos cerrar los ojos’. Por esta razón, es la protagonista de este espacio, ya que escucharla y leerla es sinónimo de aprender e inspirarse de inmediato.
Ana, ¿podrías explicar brevemente qué es la neuroeducación y cómo se aplica en la educación infantil?
La Neuroeducación, o Neuropedagogía como prefiero llamarla por ser pedagoga, consiste en aplicar en el aula de todos aquellos aportes que realizan la neurociencias y otras disciplinas, como la pedagogía y la psicología, sobre cómo funciona nuestro cerebro y cómo se produce el aprendizaje. Su objetivo es ser más efectivos en nuestro trabajo docente, no solo en términos de resultados, sino también en la experiencia de aprendizaje gratificante para los alumnos y docentes.
Es, como dice Francisco Mora, una visión de la enseñanza basada en el cerebro.
¿Cuáles son los retos y obstáculos que pueden surgir al implementar la neuroeducación en la escuela infantil?, ¿cómo se pueden superar?
En mi experiencia, los centros en los que hemos implementado la Neuropedagogía han obtenido resultados muy positivos. Porque los docentes quieren hacer cada vez mejor su trabajo, y están dispuestos a aprender nuevas formas de hacerlo si descubren que son más eficaces y benefician a sus alumnos.
El reto lo encontraríamos en la resistencia inicial que puede generar en algunos de ellos cambiar algunas de las prácticas que han utilizado hasta ese momento, porque en nuestro cerebro ya están muy arraigadas, muy mielinizadas, por decirlo en términos “neuro”. Sin embargo, esta resistencia se supera con formación, al comprender la base cerebral que respalda los cambios y al darse cuenta de que son más fáciles de implementar de lo que pensaban.
En cuanto a las familias, siempre responden de manera positiva cuando se les explica con claridad y con rigurosidad, el porqué de los cambios. Además, la gran ventaja es que ven a sus hijos más felices en su centro escolar.
¿Cuáles son las principales diferencias entre un enfoque tradicional de la enseñanza y un enfoque basado en la neuroeducación?
El enfoque tradicional se basa en una enseñanza centrada en el profesor y en la transmisión de conocimientos de manera directa. La neuroeducación, por su parte, propone una enseñanza centrada el desarrollo integral del niño, del adolescente. Se busca adaptar la enseñanza a las características y necesidades de cada niño, teniendo en cuenta su ritmo de aprendizaje, sus intereses y su contexto sociocultural. Se promueve el aprendizaje significativo, la participación activa, la motivación intrínseca y el desarrollo de habilidades socioemocionales.
En lugar de memorizar contenidos de manera aislada, se fomenta la comprensión profunda, la reflexión y la transferencia de conocimientos a situaciones reales. Se utilizan estrategias pedagógicas basadas en la evidencia científica y se promueve un ambiente de aula enriquecido, estimulante y seguro.
¿Cuáles son los beneficios del enfoque neuroeducativo?
El enfoque neuroeducativo nos brinda numerosos beneficios a la hora de educar a los niños. Cuando comprendemos cómo funciona el cerebro y conocemos sus preferencias, cómo captar su atención y qué actividades les gustan, tenemos más posibilidades de lograr un aprendizaje más eficaz, exitoso y duradero.
Por ejemplo, sabemos que el movimiento estimula el cerebro y promueve la plasticidad cerebral. Por lo tanto, ya no tiene sentido que los niños pasen ocho horas sentados en una silla, sin importar su edad. También sabemos que el aprendizaje está vinculado a las emociones y que la sorpresa activa la atención. Por lo tanto, es importante cuidar cómo presentamos los contenidos educativos. Hay muchas contribuciones de la neuroeducación al aula que pueden aplicarse de manera muy sencilla pero que aún son desconocidas para muchos.
El enfoque tradicional aún mantiene prácticas ineficaces que la neurociencia ha demostrado que no funcionan. Incluso, en el peor de los casos, no solo empeora la calidad del aprendizaje, sino que también afecta la autoestima de los niños. Les obliga a aprender cosas para las cuales sus cerebros no están preparados y los niños lo interpretan como una incapacidad propia, cuando en realidad el problema radica en introducir aprendizajes de manera precoz o inefectiva. Un ejemplo que aún persiste es el inicio de la lectoescritura, que en muchos centros se comienza a los cuatro años, cuando a los cinco años un 40% de los niños no estarán preparados. Esto genera frustración y desmotivación desde el principio, en uno de los aprendizajes más maravillosos para nuestra especie: aprender a leer y escribir.
Existen numerosos ejemplos que podríamos mencionar. La educación tradicional tenía un contexto que ya no existe. Antes podía tener sentido memorizar contenidos porque no había tanta información, pero ahora se trata de saber cómo manejar y filtrar esa información, de ser más críticos con ella. Los exámenes de la EBAU son un buen ejemplo de una educación sin sentido, donde los estudiantes deben memorizar contenidos para obtener una calificación que determine si pueden o no perseguir sus sueños en el futuro. Hay formas más justas de evaluar si un alumno está o no capacitado.
¿Cómo capacitar a los docentes en neuroeducación de manera efectiva?
Cada vez más universidades incluyen la neuroeducación en sus planes de estudio, lo cual es muy útil. Sin embargo, también se escucha cada vez más sobre la neuropedagogía, despertando el interés de docentes ya titulados en formarse en este campo. El cerebro es un órgano fascinante que a todos nos llama la atención. Actualmente, hay muchos cursos para profesionales, pero es importante destacar que la calidad puede variar dependiendo de quién los imparta, como sucede en todos los ámbitos.
¿Existen programas específicos de formación para docentes en este ámbito?
La neuroeducación tiene un gran potencial, aún nos queda mucho por recorrer. El camino ya ha comenzado, sin embargo, lo que realmente falta son profesionales que lo aterricen en el aula, en forma de actuaciones concretas respaldadas por la ciencia. Y en concreto en la etapa infantil somos aún muy pocos los que aplicamos la teoría en el aula, mientras que hay muchos y muy buenos neurocientíficos.
¿De qué manera puede la neuroeducación ayudar a los docentes a mejorar las habilidades socioemocionales de los niños y niñas en la escuela infantil?
La neuroeducación afirma que las emociones son inseparables del aprendizaje y eso proporciona un valioso apoyo a la educación emocional. Cuando enseño a los docentes acerca de la base biológica, cerebral, que subyace en el hecho de que los niños de cero a seis años tengan cerebros principalmente límbicos, comienzan a comprender mejor lo que observan en el aula y empiezan a modificar sus respuestas y demandas. Si los docentes son conscientes de que sus alumnos/as aún no pueden ofrecer respuestas razonadas debido a la inmadurez de su corteza cerebral y a la dificultad para inhibir comportamientos, cambiarán la forma en que se comunican y les piden las cosas. Además, al conocer la existencia de las neuronas espejo, responsables del aprendizaje por imitación y empatía, los docentes se vuelven aún más conscientes de la importancia de su papel como modelo para los niños.
¿Cuáles son algunas estrategias y técnicas que los educadores pueden implementar para aplicar la neuroeducación en la educación infantil?
Existen muchas estrategias y técnicas que los educadores pueden implementar para aplicar la neuroeducación en la educación infantil. Algunas de ellas incluyen:
Estas son solo algunas actuaciones de las muchas que la Neuropedagogía puede aportar al aula, la clave está en tener presente el protagonismo del que aprende y no del docente, y estar abiertos a aprender y mejorar.
¿Cómo pueden los padres y la familia participar en la aplicación de la neuroeducación en la educación infantil?, ¿es importante involucrarlos en el proceso?
Es fundamental contar con el apoyo y la participación de los padres y la familia en el desarrollo integral de los niños. Trabajar juntos nos brinda mejores resultados y ellos también se benefician al comprender mejor el cerebro de sus hijos/as.
En los centros educativos, se pueden organizar escuelas de familias para ayudarles a comprender qué estamos haciendo y por qué lo hacemos. Además, los padres pueden llevarse prácticas concretas que son positivas para el desarrollo de sus hijos y que incluso pueden aplicar en las rutinas diarias, sin necesidad de hacer cosas diferentes o complicadas.
Los padres de hoy en día tienen más conocimientos sobre pedagogías activas que antes, aplican la disciplina positiva y están familiarizados con enfoques como Montessori, a Pikler. Estas pedagogías tienen muchos puntos en común con la Neuropedagogía, ya que están en sintonía con el desarrollo del cerebro. La Neuropedagogía no es difícil de entender, ya que tanto las familias como los docentes conocemos cómo responden nuestros hijos en muchas situaciones, lo que nos falta es comprender por qué lo hacen y cómo lo hacen, y en ese sentido, esta disciplina se convierte en un aliado poderoso.
¿Cuáles son las posibles implicaciones de la aplicación de la neuroeducación en la escuela infantil para mejorar la comunicación y colaboración entre padres, docentes y estudiantes?
Creo que la de trabajar en un proyecto conjunto que es beneficioso para todos. Para los alumnos/as como protagonistas, para las familias porque van a ver más felices a sus hijos y porque van a tener una mayor seguridad de que no van a tener dificultades académicas en el futuro (porque se están reforzando las bases de desarrollo), y para los docentes porque ambos agentes, niños y familias, van a reforzar la importancia de su trabajo y de su papel. Y ser docente debería ser siempre, absolutamente vocacional.
¿Cómo cree que la neuroeducación puede transformar la educación en el futuro? ¿Cuál es el potencial de su aplicación en otros niveles educativos?
La neuroeducación es una disciplina que ha llegado para quedarse, ya no podemos ignorar lo que el cerebro necesita, pues es el órgano nos permite aprender. Sería, como menciona Leslie Hart, como intentar diseñar un guante sin haber visto nunca una mano. Aunque no podamos ver el cerebro, ahora sabemos mucho más acerca de cómo funciona, qué le agrada, qué le motiva… y debemos utilizar este conocimiento. Ignorarlo sería absurdo.
Además, la neuroeducación nos va a ayudar en todas las etapas educativas, no solo en la nuestra. La adolescencia, por ejemplo, es una etapa crucial de transformación cerebral, y es fundamental que los docentes de secundaria comprendan lo que está ocurriendo en el cerebro durante este periodo. Al entender mejor a sus alumnos/as, podrían adaptar sus enfoques de manera más adecuada a las necesidades cerebrales de los adolescentes. Sin embargo, podríamos encontrar ejemplos similares en todas las etapas educativas, ya que en todas ellas la Neuroeducación tiene algo que decir.
La educación del futuro debe ser más coherente en lo que hace y cómo lo hace. Debemos evaluar más la metodología docente, no solo los resultados de los niños/as. Debemos mirar hacia afuera, aprender de lo que se está haciendo en otros países con éxito y, sobre todo, estar al tanto de las investigaciones y descubrimientos de la neurociencia para aplicarlos de manera rigurosa y afectiva en el aula.
Estamos en este camino, aunque los cambios educativos suelen ser lentos, mientras que la ciencia avanza rápidamente. Es hora de ponernos manos a la obra, y nos toca principalmente a nosotros, los docentes. Desde nuestras aulas, podemos lograr mucho sin depender únicamente de cambios legislativos que a veces tardan en llegar o son demasiado conservadores en sus propuestas.
Fuente:
https://exitoeducativo.net/ana-munoz-neuropsicopedagogia-infantil-emociones-aprendizaje/
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