¿Cuáles son las dinámicas que utilizas para motivar a tu alumnado hacia el aprendizaje?
No entiendo la educación sin el sentido del humor, la educación emocional, el fomento lector y, sobre todo, sin el aprendizaje-servicio (APS). El APS es una filosofía educativa (no la veo como metodología) que consiste en transformar la ley de Educación en un servicio social. Es una manera de enseñar y aprender de sentido común. Es la respuesta a para qué existen las escuelas y con el APS el sistema educativo cobra total sentido.
Recuerdo que en 2016 caí en las zarpas de este apasionante mundo del aprendizaje-servicio. Recuerdo que la ley me obligaba a enseñar al alumnado los ríos de España. Un día salimos de excursión a un río de la ciudad para limpiarlo y hacer así un servicio a la comunidad. A partir de este momento mi vida de maestro ha sido un sueño muy emocionante.
¿Cuáles son las principales dificultades que se encuentran los alumnos de Primaria?
Hay que priorizar lo más grave: problemas personales, necesidades como personas, bullying, etc. También hay que centrarse en otras dificultades como los problemas académicos, la falta de atención, las nuevas tecnologías o la escasa lectura. Pero, lo más habitual es que no vayan felices a la escuela. Por desgracia, esta dificultad suele ir ligada al maestro responsable del aula que le haya tocado al niño en ese nuevo curso. He de reconocer que en cualquier trabajo es muy fácil acomodarse, y ello no va ligado con la edad. En docencia eso se suele traducir en monotonía, aburrimiento, tareas repetitivas, falta de curiosidad, etc.
En Primaria, el desarrollo evolutivo del alumnado nos pide a gritos un aprendizaje competencial, rico en valores y todas las leyes de Educación nos han brindado esta oportunidad. Me declaro fan de las mismas (y de sus imperfecciones, que las tienen, como todo). El principal objetivo de cualquier docente es conseguir que los niños vayan felices al colegio. Y dentro de esta felicidad es mucho más fácil motivarlos para que trabajen, incluso de una manera exigente, siempre con un objetivo marcado.
¿Qué actitud suelen tomar los padres en esta etapa?
Todos hemos tenido maestros que no nos han marcado demasiado y las familias lo acusan sobremanera cuando les ocurre. En este caso, aunque no se comulgue con el trabajo del docente por el motivo que sea, hay que estar siempre a su lado, buscar la parte positiva e ir de la mano, porque siempre será por el bien de los niños. Luego, como familia, siempre tendremos la posibilidad de complementar el trabajo del colegio en aquellos aspectos que estimemos oportunos (fomento lectura, actividades con la naturaleza, etc.).
Personalmente he de reconocer que la relación que guardo con las familias es de los regalos más bonitos que me ha brindado la docencia. Hay que abrir las puertas del aula a las familias porque sin su colaboración el trabajo docente es casi imposible. Hay padres que tienen muchas posibilidades para catapultar nuestro trabajo docente: los maestros debemos aprovecharlo y las familias deben ofrecerse, porque muchas veces nadie se atreve a dar el primer paso.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Antes que nada, y con un poco de vergüenza, he de reconocer que estudié Magisterio por sus vacaciones para poder conciliar la docencia con mi trabajo principal que es el diseño y confección de trajes de Moros y Cristianos en nuestra empresa familiar. Ahora bien, al poco tiempo de entrar en el aula me di cuarenta que había descubierto un tesoro. Pues bien, después de 23 años realizando los dos trabajos amados, mi cuerpo me pedía parar y me decidí a estudiar la manera de hacerlo, tenía claro que sería estudiando un máster. Mientras lo buscaba, recibí la propuesta por parte de la ONG canaria Universidad sin Fronteras de llevar el aprendizaje-servicio a la ciudad senegalesa de Saint-Louis, y decidí aceptarla. Actualmente estoy de excedencia docente, y aunque sigo ligado al mundo educativo con formaciones a docentes, colegios, institutos y universidades, siento mucha nostalgia de aula.
No sabría con qué quedarme de esta profesión, porque es maravillosa. Pero me encanta tener la oportunidad de tocar esas almas infantiles y moldear la vida de todo el alumnado como un alfarero. El hecho de poder convertir el tiempo lectivo en una aventura infantil es más que apasionante y el hecho de dejar huella en sus vidas es un regalo que no tiene precio.
¿Qué te ha hecho ser merecedor del reconocimiento como mejor profesor de Primaria en la última edición de los Premios Educa Abanca?
Imagino que todo lo realizado durante el año anterior, ya que los criterios de la organización son muy objetivos. Quien me conoce sabe que no soy mucho de premios individuales, pero he de reconocer que este me hizo mucha ilusión porque me presentaron las familias, y ese es un indicador de que han estado muy contentas con mi manera de acompañar a sus hijos, y porque el premio ha llegado en mi último año de docencia. El mejor premio ha sido haber tenido a los mejores alumnos y a las mejores familias a mi lado durante toda mi trayectoria docente. El premio es suyo.
¿Crees que los docentes arriesgan lo suficiente para plantear nuevas propuestas de aprendizaje a los alumnos?
En general sí que se suelen plantear nuevas propuestas, pero los maestros noveles son los que lo tienen más complicado y, en muchas ocasiones, tienen las ideas más brillantes. Contaré una anécdota personal.
Al poco tiempo de ser tutor, propuse una actividad de cuentacuentos. Delante de todos, una maestra veterana dijo: «Paco, eres un echao palante». Me marché a casa convencido que había propuesto una auténtica barbaridad. No te puedes imaginar cuantas propuestas originales que desafían el statu quo son rechazadas en los colegios por la simple comodidad de la rutina. Los dinosaurios de los centros alzan la voz con «el cole tiene que ir a una», eso sí, la una que a ellos les conviene. Por ello, muchos maestros diferentes acaban diluidos en el mundo rutinario.
Personalmente, pienso que cualquier profesor, al menos, debería tener el derecho a equivocarse, pero en muchas ocasiones esto no ocurre. Por ello, siempre que hago formaciones a claustros, digo a los docentes más veteranos que acompañen a los más jóvenes y si no quieren hacerlo, al menos, que los dejen realizar sus ideas.
¿Aseguras que eres un profesor diferente, ¿por qué?
Pienso que todas las personas somos diferentes por naturaleza, pero comparables, por eso la envidia se suele instalar para no marcharse. En la docencia, entiendo por maestro «diferente» (y siempre lo entrecomillo) aquel que se separa de lo cómodamente habitual, pagando el precio oportuno, para embarcarse en la realización de nuevos proyectos o actividades y que tiene su propia innovación educativa.
¿Y qué es para ti la innovación educativa?
A nivel particular, y viendo cómo está la sociedad actual, para mí innovar es volver a la época de nuestros abuelos, donde la humanidad tenía una mejor relación con el planeta y utilizaba la Naturaleza como recurso y no como explotación de recursos finitos. Una época donde la persona estaba en el epicentro de la sociedad. Innovar, en mi opinión, es «asilvestrar» al alumnado e impregnarlo de valores pasados. Por ello soy un ferviente defensor de las actividades intergeneracionales de los alumnos con sus abuelos.
¿Qué tipo de iniciativas llevas a cabo con tus alumnos? ¿Qué consigues con ellas?
La iniciativas que han liderado mis alumnos son muchas. Hemos hecho proyectos para trabajar la muerte, para fomentar la lectura, la poesía, etc. Pero, me gustaría destacar las más relevantes relacionadas con el aprendizaje-servicio enfocados a las personas y a la Naturaleza. Con ‘Caminamos juntos’, premio nacional de APS en 2018, luchamos contra el cáncer infantil, nos rapamos el pelo para hacer pelucas solidarias, visitamos ocho veces la planta oncológica de un hospital y recaudamos más de 60.282 euros solidarios.
Con ‘Grilletes para el recuerdo’, premio nacional de APS en 2019, fomentamos la lectura a internos de la cárcel de Fontcalent (Alicante) con tertulias en el aula y, junto con ellos, ayudamos a los ancianos con Alzheimer.
En 2022, con ‘SOS Mariola’, obtuvimos otro premio nacional de aprendizaje-servicio. Limpiamos 122 km de un parque natural, cambiamos una campana de un santuario, hicimos olivas desde el bancal para regalar 140 litros de aceite a familias necesitadas y conseguimos la no-extinción de la oveja valenciana y la gallina alicantina. Todos estos servicios estuvieron vertebrados por el gran Miguel Hernández.
SOS Mariola continuó en sexto de Primaria y fue galardonado con el Premio Nacional a la Ecoinnovación (Fundación Endesa). Recuperamos unas sendas perdidas del mismo parque natural, reforestamos zonas erosionadas y criamos gallipatos, en peligro de desaparición, para soltarlos en las charcas del parque.
Con ‘Dame la mano’ fuimos finalistas nacionales en 2023 y 2024. Prestamos un servicio integral a 17 mujeres con riesgo de exclusión social. Después, alumnado y mujeres, lucharon contra el cáncer, acompañaron a ancianos de una residencia, a alumnos de educación especial y a personas con trastornos de adicciones.
Con esta manera de educar, de corazón a corazón, y con un trato respetuoso hacia el alumnado, al cual debemos verlos como nuestros ‘hijos del cole’, la impronta que se proyecta en los niños es inolvidable tanto a corto, medio y largo plazo. De todas ellas, siempre me enorgullece publicar que mi amigo Raúl ya está en primero de Medicina gracias al proyecto APS Caminamos juntos realizado en quinto de Primaria.
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