Publicado: 2 agosto 2020 a las 10:00 pm
Categorías: Artículos
Por: María Paula Rojas
Para un adecuado proceso de enseñanza-aprendizaje se necesita un correcto desarrollo de nuestras funciones cerebrales más complejas. Entre las principales funciones encontramos la atención, la memoria, el lenguaje, las funciones ejecutivas, las praxias y las gnosias. De ellas también depende que podamos realizar adecuadamente las actividades de nuestra vida cotidiana. Por lo tanto, es importante entender cada unas estas funciones y cuáles son las implicaciones dentro de estos procesos. En este caso nos enfocaremos en el lenguaje, uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta el desarrollo cognitivo en los niños.
Existen diversas maneras de definir al lenguaje. Una de ellas es la de Martínez et al. (2013) quienes plantearon al lenguaje como un proceso superior que se desarrolla desde la infancia. Depende de la interacción compleja entre aspectos simbólicos, patrones sintácticos y habilidades sensoriomotoras adquiridos por la persona. Todas ellas con un mismo propósito, la comunicación con los otros. Por otro lado, Fernández-Urquiza, Gallardo-Paúls y Sage (2013) definen al lenguaje “como una suma de componentes exclusivamente gramaticales que influyen en la fonología, la morfología, la sintaxis y la semántica” (p. 173).
De igual manera, es importante mencionar que existen múltiples formas de dividir y entender al lenguaje. En ese sentido, se pueden contemplar aspectos como la expresión, comprensión, lectura y escritura. Siendo estos últimos los pilares desde los cuales se estudia el lenguaje desde la perspectiva neuropsicológica.
Como sabemos, el lenguaje es una función compleja e implica la activación de diversas partes de nuestro cerebro. Aun así, es importante aclarar que esta es una de las funciones de las que se encarga principalmente el hemisferio izquierdo. Por lo tanto, suele tener muchas más activaciones que su hemisferio contralateral.
Estos importantes componentes se pueden dividir en dos aspectos relevantes del lenguaje: la expresión y la comprensión. Lo explicaremos a continuación.
Esta función del lenguaje se encarga de procesos como la iniciación y realización de la articulación tanto verbal como escrita. Es fundamental para poder comunicar correctamente el mensaje que queremos dar. Se destacan tres partes de nuestro cerebro.
La primera parte implicada es el área prefrontal, especialmente la zona cingulada anterior y la zona dorsolateral. Estas son las encargadas del proceso motivacional del lenguaje. Su función es generar estrategias adecuadas para iniciar la comunicación verbal o escrita. Asimismo, el área motora suplementaria también toma protagonismo en esta función siendo fundamental para iniciar el habla. Su papel es estimular la producción de vocalizaciones repetidas y la detención del habla. De igual manera, se activa en la identificación visual y auditiva de las palabras que emiten las otras personas (Portellano, 2007).
Otra parte implicada es el área de Broca. Esta es responsable de preparar los esquemas motores para una adecuada expresión del lenguaje tanto oral como escrito. Asimismo, coordina el trabajo de los músculos implicado en el proceso de escritura y habla. Como sabemos, esta es una de las partes más importantes para una adecuada función del lenguaje. En consecuencia, una lesión en esta área crea un trastorno conocido como afasia de Broca.
La recepción o comprensión del lenguaje es el otro aspecto fundamental para desarrollar correctamente el mismo. Esta función implica el entender adecuadamente lo que la otra persona está comunicando para así poder responder correctamente a lo que se le pide. Este tipo de lenguaje se puede relacionar con la comprensión de órdenes simples y complejas. Para que se lleve a cabo, se suelen activar principalmente las zonas posteriores de nuestro cerebro.
La primera parte implicada es el lóbulo temporal, especializado en la síntesis y análisis de los sonidos del habla. Dentro de este lóbulo se encuentran dos partes fundamentales. Una de ellas es la circunvolución de Heschl que corresponde al área auditiva primaria. Su trabajo es la recepción de los sonidos, garantizando así la audición de las palabras. La otra parte ubicada en este lóbulo es el área de Wernicke, encargada de codificar sonidos y darles un significado. Se realiza esta función por medio de un análisis semántico y fonológico que permite transformar las unidades auditivas en una palabra con significado (Portellano, 2007).
La segunda parte implicada es el lóbulo occipital, que tiene como función la identificación de palabras escritas. Por lo tanto, es fundamental para los procesos de lectura y escritura ya que ayuda a dar significado a las palabras que se están utilizando.
Por último, encontramos al lóbulo parietal en el cual se realiza la integración de estímulos visuales y auditivos. En ella se une la información sensorial que ayuda a la comprensión de la lecto-escritura. Asimismo, coordina la información sensorial para convertir los estímulos visuales en formas auditivas correctas.
La complejidad de esta función hace necesaria la intervención de varias estructuras subcorticales. Estas son necesarias para la conexión entre las áreas de comprensión y de expresión y, por ende, para un adecuado funcionamiento de la comunicación. Según Portellano (2007) los principales componentes son:
Como ya habíamos mencionado, existe una lateralización en el lenguaje. En la mayoría de las personas, casi el 70% de las áreas implicadas en esta función se encuentran en el hemisferio izquierdo. Esta premisa ha sido guiada por la ubicación de las que se consideran las dos áreas principales para el lenguaje: Broca y Wernicke.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todos los aspectos del lenguaje se desarrollan en la parte izquierda del cerebro. Investigaciones recientes, han encontrado que el hemisferio derecho tiene algunas funciones fundamentales para un adecuado proceso en la comunicación. Un daño en alguna de estas estructuras puede generar dificultades en el proceso comunicativo (Portellano, 2007):
El lenguaje nos da una capacidad fundamental para llevar a cabo nuestras actividades diarias, especialmente las que implican comunicación. Por lo tanto, su desarrollo inicia desde nuestro nacimiento. En primer lugar, se produce una etapa denominada como preverbal, donde aún el niño se comunica con sus expresiones y gestos debido a que el uso de palabras es limitado. A partir de los dos años, inicia el proceso de desarrollo verbal en la cual se da el aprendizaje de aspectos más simples, desde la producción de palabras hasta la comprensión de las ideas abstractas.
Sin embargo, para una correcta adquisición del lenguaje es necesaria una estimulación externa constante. Esta se debe dar tanto en la familia como en los centros escolares o de cuidado. De igual manera, se necesita de un adecuado desarrollo del lenguaje para que se dé el aprendizaje de nuevos conocimientos. Por lo tanto, hay una dependencia mutua entre el avance del lenguaje y el avance del aprendizaje.
Como se ha visto, la adquisición del lenguaje es lo que permite a las personas un aprendizaje significativo y comprensible de conceptos y principios (Moreira, 2003). Por lo tanto, se convierte en un eje fundamental en los procesos de aprendizaje.
En el ámbito escolar, el proceso inicia con un adecuado desarrollo de la lectura y la escritura. Consecuentemente, se convierte en la base para el aprendizaje del resto de conocimientos adquiridos posteriormente. Dada la importancia de este proceso, se hace necesario que los profesores se esfuercen en que se produzca un correcto aprendizaje. Si es necesario, se deben adaptar los métodos de enseñanza optativos, para asegurarnos que todos los alumnos tengan unas buenas bases en esta función.
Seguido a esto, inicia el proceso de adquisición de conocimientos más complejos. Aquí la comprensión toma protagonismo y permite consolidar la información en nuestro cerebro. Con esta información no solo podemos seguir aprendiendo nuevos conceptos, sino que tenemos la capacidad para aplicarlos en nuestra vida diaria.
Como se ha encontrado en diferentes investigaciones, el no tener una adecuada comprensión y desarrollo del lenguaje, genera dificultades importantes en el aprendizaje de temáticas complejas. Un ejemplo de esto es dado en la investigación de Martínez et al. (2013) en la cual encontraron que los alumnos que presentaban problemas en la expresión oral y la estructura gramatical, mostraban dificultades en la argumentación y abstracción de conocimientos. Como resultado, presentaba una disminución en su rendimiento académico.
Para terminar, es importante resaltar la importancia que tiene el lenguaje en el desarrollo de nuestra vida diaria. Si presentamos problemas en su desarrollo, se pueden ver afectadas la comunicación, las relaciones sociales y, en general, el aprendizaje de nuevos conocimientos. Siendo de vital importancia su estimulación desde los primeros días de vida.
Adicionalmente, es una función tan compleja que depende de muchas áreas de nuestro cerebro. Por ende, se vuelve muy vulnerable a cualquier tipo de daño que podamos sufrir. Si vemos alguna dificultad, sea esta simple o compleja, es importante acudir a un especialista.
Fuente del Artículo:
https://neuro-class.com/lenguaje-y-aprendizaje-fundamental-en-la-comunicacion/
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