Publicado: 13 junio 2020 a las 4:39 pm
Categorías: Informes
EL CORREO DE UNESCO
Ante el racismo, “callarse es la peor de las actitudes”, escribe el futbolista inter-nacional francés Lilian Thuram (p.17).También las ONG movilizadas parala conferencia mundial sobre este mal planetario, que se realiza en Durban, Sudáfrica, del 31 de agosto al 7 de septiembre, quieren que sean escuchadaslas voces de las víctimas. Éstas son aún centenares de millones, sometidas a múltiples formas de discriminación.
El racismo institucional,último avatar del mito de la inferiodad congénitade ciertas “razas”, murió con el apartheid. Nacido en el Renacimiento, alimentado con el pensamiento religioso y después con el científico, alcanzó su paroxismo en la ideología nazi (p.21-23).Pero sin bien está hoy totalmente desacreditado, su herencia continúa excluyendo a millones de seres humanos, como a los negros de América Latina (p.24-26).
Su ocaso tampoco significó el fin de la discriminación racial fundada en “el color, la ascendencia, el origennacional o étnico”, según la definición de las Naciones Unidas. Las víctimas de este “apartheid oculto” han dejado de ser excluidas debido a su “inferioridad” biológica; ahora lo son en nombre de una tradición religiosa,como sucede con los parias en el subcontinente indio (p.27-29),o a causa de la inestabilidad política y económica, que alimenta por ejemplo la ola xenófoba en África negra.
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Fuente del documento:
https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000123512_spa
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