En paralelo, el rezago educativo se ha envejecido: en 2010, los jóvenes de 18 a 25 años representaban una tercera parte de la población sin secundaria; hoy, apenas un 20%. La mitad de los costarricenses sin secundaria ya tiene más de 35 años. Los datos evidencian una falla estructural. Costa Rica no ha diseñado trayectorias realistas ni flexibles para que las personas adultas retomen estudios. Los motivos son conocidos: jornadas laborales extensas, responsabilidades familiares, ofertas presenciales inflexibles, baja pertinencia de los contenidos y brechas digitales.
Hoy existen programas del MEP y del INA dirigidos a esta población, pero su alcance y estructura son limitados. El MEP ofrece mallas curriculares modulares, pero en su mayoría presenciales, con baja integración de habilidades laborales. En el INA, la modalidad virtual es hoy el principal medio de entrega de servicios formativos (60% de la matrícula), pero la mayoría de sus estudiantes es menor de 35 años, y solo el 22% de los matriculados están en programas de formación de 300 horas o más, por lo que su oferta sigue estando concentrada en programas de corta duración, según evidenció el último Informe del Estado de la Región Centroamericana.
La evidencia internacional coincide en que los programas exitosos para adultos integran flexibilidad horaria, certificación de competencias, vínculo directo con oportunidades de empleo, acompañamiento emocional y uso de tecnología. Costa Rica requiere una política integral que combine estos enfoques del MEP, el INA, las universidades, el sector privado y los gobiernos locales para atacar el rezago donde hoy está: en la adultez. La reactivación del potencial humano no puede depender exclusivamente del éxito entre los jóvenes.
Fuente: https://www.nacion.com/opinion/columnistas/la-mitad-de-los-costarricenses-sin-secundaria-ya/S5NC6AVG4VHTPJOIH2TJ247EPU/story/
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