Publicado: 4 julio 2025 a las 6:00 am
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Por Xavier García
La periodista saharaui Ebbaba Hameida nos acerca en su primer libro ‘Flores de papel’ (Península) a la historia del Sáhara Occidental a través de los testimonios de tres mujeres de diferentes generaciones que tienen mucho que ver con su vida real, la de su madre y la de su abuela.
“Tenía una necesidad de contar el Sáhara y cómo el conflicto había marcado mi vida, la de las mujeres de mi vida y la de mi pueblo. En la literatura encontré un camino para contar esa historia, que desde el periodismo siempre he sido incapaz de abordar”, afirma Hameida en una entrevista con EFE en Santiago con motivo de la presentación de su obra.
Aisha, Naima y Leila (nieta, madre y abuela) son las tres mujeres de las que se vale en la ficción para contar la historia de colonialismo, guerra, exilio, resistencia y búsqueda de la identidad que ha atravesado la vida de generaciones de saharauis desde hace décadas. En la literatura encontró “muchas herramientas” que le sirvieron para poder expresar los sentimientos y vivencias de una realidad “mucho más compleja”, que vivió en primera persona y que estaba “demasiado cargada” de emociones para abordarla desde el periodismo.
Hameida nació en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia) en 1992, pero a los cinco años tuvo que abandonarlos al desarrollar una celiaquía muy temprana que no podía tratarse allí y fue acogida por una familia italiana. Pasó nueve años en Italia y luego se trasladó a España, también con una familia de acogida, donde estudió Periodismo y se convirtió en la primera mujer saharaui en conseguir un doctorado cum laude en esa carrera.
“Cada vez que yo volvía del Sáhara con esos sentimientos de culpa por vivir aquí y ellos allí, nunca dejó de impactarme aquella realidad. Y veía que a mi alrededor no se entendía la dimensión de lo que suponía para mí ese conflicto”, explica.
A través de las vivencias de las tres mujeres, la periodista repasa la historia reciente del Sáhara Occidental, desde el período como colonia española, hasta el destierro, la guerra y el exilio, que sufrieron tanto su abuela, como su madre y ella misma, apartada de su familia en un mundo diferente.
Su abuela, que nació en Mauritania, fue “una niña nómada que nunca había pisado un aula pero tenía una sabiduría ancestral brutal”, y se vio confinada a una vida sedentaria con la colonización española.
“Era una niña arraigada al desierto, que conocía el cielo y las estrellas, que podía moverse en una caravana de camellos y sabía cómo gestionar el ganado. Y de pronto se vio viviendo con españoles que, si no había flores, pues hacían flores de papel o comían comida empaquetada”.
Leila sabía algunas palabras en español, como la palabra agua, “muy importante para cualquier hijo de las nubes”, o las palabras militar o policía, profesiones habituales en la colonia.
“De pronto observa cómo su vida cambia de la noche a la mañana con la Marcha Verde y se ve envuelta en un conflicto, como ella dice, maldito, teniendo que tirar adelante con sus hijas y su familia y afrontar un éxodo”, relata Hameida.
Luego está la historia de Naima, la madre, que nació en El Aargub, en el Sáhara Occidental español, “mirando al Atlántico”, vivió la Marcha Verde siendo muy niña y tuvo que comenzar el éxodo junto a su familia y los saharauis de la zona de Dajla (antigua Villa Cisneros). En Um Dreiga, todavía en territorio del Sáhara, “fueron bombardeados por Marruecos con fósforo blanco y napalm” el 26 de febrero de 1976, algo que conoció Hameida durante el proceso de escribir el libro, ya que su madre “nunca lo había verbalizado”.
Y después está también su propia vivencia, la de la niña Aisha, que nació ya en los campamentos de refugiados argelinos donde su abuela y su madre construyeron las primeras escuelas “donde las mujeres levantaron la vida en medio de la nada, en el exilio de un territorio prestado” en el que permanecen todavía después de cincuenta años. Aisha, por enfermedad “fue expulsada” de los campamentos a Italia, lo que le obligó a vivir el trauma de la separación y a crecer entre dos familias y dos mundos en busca de su identidad.
“Son tres generaciones completamente marcadas por la guerra. Los saharauis nos hemos acostumbrado a crecer en senos de familias totalmente separadas”, recalca la escritora. Una separación que comenzó en 1975. Su padre, por ejemplo, ha vivido toda su vida separado de sus hermanas, que se quedaron en el Sáhara Occidental, salvo una visita de cinco días organizada por la ONU.
“Para mí era muy llamativo, porque aquí he crecido en colegios e institutos en los que la familia era clave, siempre estaba el núcleo familiar más cercano, acompañando. A mí eso me hacía muy distinta a los demás niños y me preguntaba por qué pasaba eso con los saharauis en relación con los demás compañeros”, indica.
Hameida cree que, “en tiempos tan complejos para el mundo” donde todo se está cuestionando, el derecho internacional es “más importante que nunca”, al tiempo que denuncia la “hipocresía y el doble rasero” de que “algunos merezcan que se le aplique y otros no”.
“Esa falta de honestidad a la hora de hacer memoria como pueblo es algo que me ha decepcionado mucho de un gobierno progresista”, asegura respecto al cambio de postura del Gobierno español, que ahora apoya el plan de autonomía de Marruecos.
A su juicio esa postura “puede responder a intereses”, pero “te hace ver” que éstos están “por encima de lo que exige la responsabilidad que tiene España con el Sáhara”. “Para lo que nos interesa, hablamos de memoria y para lo que no, miramos a otro lado. Esa hipocresía a los saharauis les duele mucho porque al final nos desarma de argumentos, es muy triste”, lamenta.
Fuente: https://efeminista.com/ebbaba-hameida-conflicto-sahara-mujeres/
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