“Una vez que el apartheid de género sea reconocido y formalizado en el derecho internacional, se podrán realizar estudios específicos por país, incluido Afganistán. En ausencia de esta codificación, lograr la rendición de cuentas de los talibanes será mucho más difícil“, afirma Hamidi en una entrevista con Efeminista, realizada en el marco de su visita a España para reunirse con autoridades e instituciones.
Desde su puesto en Amnistía, denuncia el desmantelamiento absoluto de los derechos de mujeres y niñas en Afganistán desde el regreso de los talibanes al poder en 2021. Desde entonces más de cien edictos han eliminado su acceso a la educación, al trabajo, han limitado su libre movimiento e, incluso, su presencia en espacios públicos. Quienes se atreven a desafiar estas órdenes son detenidas arbitrariamente, torturadas y silenciadas, cuenta.
Hamidi ha trabajado previamente con la delegación de la Unión Europea, la Embajada de Noruega y ONU Mujeres en Kabul. Entre 2018 y 2021 viajaba regularmente al país, pero ahora vive en Londres, porque continuar su trabajo en Afganistán sería imposible.
“Las mujeres afganas no han dejado de resistir”, afirma. Pero advierte: sin rendición de cuentas, sin presión política internacional, sin una comunidad global que mantenga viva la atención sobre Afganistán, los talibanes seguirán actuando con “total impunidad”, como hasta ahora.
Un mecanismo internacional de rendición de cuentas para los talibanes
Pregunta (P): Ha mantenido encuentros con diversos líderes políticos y representantes de organizaciones internacionales. Para comenzar, ¿Cuáles han sido los principales mensajes que ha transmitido en esas reuniones? Y, si es posible, ¿Qué resultados concretos se han logrado en cuanto al apoyo internacional que se puede ofrecer a la situación en Afganistán?
Respuesta (R): Los mensajes clave que hemos transmitido se centran en la situación de los derechos humanos en Afganistán, especialmente en lo que respecta a las mujeres y las niñas. Estamos hablando de más de tres años de represión, abuso sistemático y discriminación contra ellas. Además, estamos viendo numerosas otras violaciones de derechos humanos que ocurren a diario y que son cometidas por los talibanes.
Uno de los primeros mensajes clave que hemos planteado es alentar al gobierno español a apoyar el establecimiento de un mecanismo internacional de rendición de cuentas para responsabilizar a los talibanes y preservar las pruebas de la violencia y los crímenes cometidos en Afganistán.
También hemos instado al gobierno español a respaldar el reasentamiento de personas afganas en riesgo, especialmente mujeres. España ha sido uno de los pocos países que ha continuado haciéndolo, y estamos muy agradecidos por ello. Sin embargo, dada la situación tan grave, estamos pidiendo que estos procesos se aceleren, especialmente con las personas afganas que están en países como Pakistán e Irán.
“Las mujeres siguen resistiendo, pero enfrentan una represión extrema”
P: Desde que los talibanes tomaron el poder en 2021, han emitido más de cien edictos que limitan los derechos de las mujeres y las niñas, reduciendo significativamente su presencia en la sociedad. Sin embargo, a veces resulta difícil entender cómo es la vida cotidiana para ellas en Afganistán. ¿Podría contarnos más sobre lo que se les permite o no hacer en su día a día?
R: Desde agosto de 2021 y el regreso de los talibanes al poder, la situación ha cambiado drásticamente para las mujeres y las niñas en Afganistán. Se han emitido más de cien edictos y decretos por los talibanes, que son principalmente represivos y restrictivos para las mujeres. Actualmente, 2,2 millones de niñas no tienen permitido asistir a la escuela. Es una cifra enorme, es una generación completa que no puede continuar con su educación; sus aspiraciones y sus sueños están literalmente siendo destruidos.
De manera similar, a las mujeres no se les permite ir a la universidad. Ya no tenemos graduadas en ningún campo. Las mujeres ya no tienen libertad para viajar solas ni para realizar actividades cotidianas, como ir al mercado. En la mayoría de las regiones, deben estar acompañadas por un hombre. Además, no se les permite trabajar en la mayoría de los sectores, salvo en algunos casos como salud y economía.
A pesar de esto, las mujeres siguen resistiendo, pero enfrentan una represión extrema. Son arrestadas arbitrariamente, torturadas e intimidadas por defender sus derechos y oponerse a las acciones represivas de los talibanes.
“Las prisiones afganas están llenas de personas”
P: Los últimos informes de Amnistía Internacional destacan el aumento de mujeres arrestadas por desafiar las órdenes de los talibanes. ¿Podría arrojar luz sobre la magnitud de estos arrestos y sus consecuencias?
R: Cualquier persona que los talibanes perciban como opositora, incluidas periodistas, defensoras de derechos humanos, activistas o manifestantes, son considerados enemigos. Y están expuestas a arrestos arbitrarios.
Los talibanes suelen actuar en grupos de cinco a diez , se dirigen a las casas de las personas y las arrestan. En muchos casos, los familiares no saben nada de sus paraderos durante varios días. Luego, son llevadas a juicio sin un proceso justo. Los juicios son dirigidos por mulás, líderes religiosos que se enfocan exclusivamente en la ley islámica, la Sharía. En estos juicios, se les acusa de hacer propaganda en contra de los talibanes, de promover agendas occidentales e, incluso, de atacar la cultura y religión. Son encarceladas, torturadas, aisladas en celdas de confinamiento y privadas de servicios de salud o de abogados.
¿Por qué no se sabe mucho sobre esto? Porque muchas familias tienen miedo de hablar. Las prisiones afganas están llenas de personas, pero la mayoría de las familias no hablan porque temen que sus familiares también sean dañados.
P: Y en relación a estas activistas, juezas y defensoras de derechos humanos que han tenido que abandonar su país, algunas se están organizando en otros países, como España, donde ayudan a otras a salir. ¿Cree que el gobierno español o la sociedad civil en España pueden hacer algo para apoyarlas en este proceso?
R: Absolutamente. Esa es una de las recomendaciones que estamos haciendo al gobierno español, así como a la sociedad civil: proporcionar espacios donde estas mujeres puedan continuar su trabajo por los derechos humanos en el exilio. Esto incluye ofrecerles financiación para que puedan planificar y organizar eventos de concienciación sobre la situación en Afganistán. También pueden facilitar intercambios, formaciones y oportunidades para integrarse en la sociedad, como acceso a empleo, aprender el idioma o continuar con sus estudios.
Aunque estas personas hayan logrado escapar y estén ahora en un lugar seguro, esto no significa que el proceso haya terminado. El verdadero final será cuando puedan seguir hablando sobre la situación de los derechos humanos en Afganistán, especialmente en lo que respecta a las mujeres, cuando tengan la oportunidad de recuperar sus sueños, involucrarse y continuar con su labor. Empezar de cero en un nuevo país conlleva un gran estrés y trauma, por lo que se necesita mucho apoyo en este proceso.
“En el futuro Afganistán tendrá una generación radicalizada y adoctrinada”
P: También ha mencionado la prohibición de la educación para las niñas. ¿Cómo cree que esta negación prolongada de la educación afectará a la sociedad afgana a largo plazo?
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